Por: Eduardo Rivas (@EduardoRivas07)

La firma: mucho más que un garabato

La firma es mucho más que un simple trazo sobre un papel: es una expresión profunda de identidad, compromiso y voluntad. Para una persona, firmar implica dejar una marca única e irrepetible, una huella que la representa ante los demás y ante el mundo. Cada firma tiene su propio carácter, reflejando algo de la personalidad de quien la traza, ya sea en su estilo, en su fuerza, en su delicadeza o en su seguridad.

Más allá de su valor simbólico, la firma posee un enorme peso jurídico y social. Al firmar un documento, una persona valida su contenido y asume las responsabilidades que de él se desprenden. Es un acto de consentimiento consciente y de aceptación de consecuencias, tanto en acuerdos privados como en actos públicos. Firmar significa comprometerse, dar fe de lo que se afirma o se niega, y, en muchos casos, asumir obligaciones que podrán ser exigidas en el futuro.

En el plano simbólico, firmar también puede ser un gesto de confianza, de entrega o de respaldo. Se firma una carta de amor, un contrato de trabajo, una declaración de principios. Se firma para comprometerse con una causa, para sellar un acuerdo, para honrar una promesa. En todos los casos, la firma es el acto final que convierte las palabras en un compromiso real.

Así, la firma no es sólo un acto administrativo. Es, en esencia, un acto de identidad y de confianza: un pequeño gesto cargado de un gran valor humano.

🏛️ Cuando el que firma gobierna: un acto de enorme responsabilidad

Para una persona pública, y especialmente para un gobernante, la firma adquiere un valor aún mayor. No sólo representa su identidad personal, sino también la autoridad que ejerce en nombre de la comunidad a la que representa. Cada vez que un gobernante firma un documento, no lo hace sólo a título personal: lo hace investido del poder que le ha sido delegado por la ciudadanía.

La firma de un gobernante es un acto de gobierno, una decisión que tiene peso histórico, político y moral. Una sola firma puede cambiar la vida de miles de personas. Por eso, firmar no es un simple trámite: es comprometerse con el destino de su pueblo.

La firma pública también exige un alto grado de conciencia y ética. Cada documento que lleva su firma es un testimonio de su gestión, un reflejo de sus prioridades, de su visión de lo que considera justo o necesario. Una firma apresurada, irresponsable o interesada puede comprometer no sólo su imagen, sino también el bienestar de quienes confían en su conducción.

¿Firmar en Zárate es también un acto de conciencia? Parece que para muchos en el Concejo Deliberante, más que un acto de responsabilidad, es un mero formalismo sin control.

Así, para un gobernante, la firma es algo más que un trazo de tinta: es un acto de compromiso con la historia, con su pueblo y con su propia integridad.

📜 El antecedente: las firmas ‘camaleónicas’ de Osvaldo Cáffaro

No es la primera vez que en Zárate las firmas dan que hablar.

Cuatro años atrás pusimos la lupa sobre la firma del entonces Intendente Osvaldo Cáffaro al comparar diferentes documentos con su rúbrica, saltaba a la vista que las firmas no eran iguales.

Decíamos entonces: ‘Esta es la firma del Intendente en una publicidad institucional:

Esta es la firma del Intendente en un decreto municipal:

Y esta es la firma del Intendente en el informe de la situación económica-financiera de la Municipalidad:

Las firmas no eran muy parecidas entre sí… cuando deberían ser lo más idénticas posible.

Una firma en un decreto municipal no es un detalle menor: valida decisiones que afectan el uso de fondos públicos, define prioridades de gobierno y compromete presupuestos millonarios.

¿Cuál era entonces la firma real del Intendente?

¿Eran legales todas esas firmas?

¿A la oposición no les llamó la atención o directamente no miran absolutamente nada vinculado con la actividad municipal?

Ese episodio fue un primer campanazo que, como en tantos otros temas en Zárate, nadie quiso escuchar ni actuar.

🧨 El nuevo escándalo: las firmas mutantes de Alejandra Berni

Hoy la historia se repite, pero con nuevos protagonistas.

Debemos posar nuestra atención en la firma de la concejal del monobloque Avanzar al Futuro, Alejandra Berni.

El pasado 18 de marzo, el Bloque de Unión por la Patria presentó un Proyecto de Resolución (Expediente 52/25) solicitando, entre otras cosas: ‘la colocación de luminarias en las calles 13 y 16 del Barrio Vipermun de la ciudad de Lima y se solicita la poda de árboles que interfieren en la iluminación del barrio.’ (sic)

En ese documento, la firma de la concejal Berni tenía una determinada apariencia.

Sin embargo, no pasó mucho tiempo, y tras su ruptura con Unión por la Patria y la creación de su propio bloque, Alejandra Berni presentó su primer proyecto en soledad, como ya lo contamos.

Y allí… su rúbrica cambió por completo.

Las diferencias son notorias. No hace falta ser perito caligráfico para notar que se trata de dos firmas totalmente distintas.

¿Qué está pasando en el Concejo Deliberante?

¿Cuál es la verdadera firma de Alejandra Berni? ¿Ambas firmas las hizo ella? ¿Puede un edil cambiar su firma como si cambiara su peinado?

Suponemos que el Concejo Deliberante tiene, como manda la norma, un registro de firmas de todos aquellos que ostentan un cargo de responsabilidad administrativa e institucional.

Lo curioso es que ambos proyectos ingresaron y fueron aceptados en el Concejo Deliberante, donde evidentemente no existe ningún control sobre la autenticidad de las firmas.

Esta situación no es nueva. Ya la habíamos denunciado respecto al bloque de concejales de Juntos.

En aquella oportunidad, tan solo las firmas de Victoria Semería Olmos y Alejandra Lozano parecían ser similares. El resto era un cambalache de trazos improvisados.

🕵️‍♂️ ¿Firmar da lo mismo? ¿Dónde están los controles?

¿El Concejo Deliberante no cuenta con una base de datos de las firmas de los ediles para contrastar la veracidad de los documentos?

¿Da igual el ‘dibujo’ que se haga? ¿Cualquiera puede firmar cualquier cosa? ¿La identidad institucional se esfuma en un garabato improvisado?

Una firma no es un simple adorno. Lo dijimos antes: la firma es identidad y compromiso. Es un acto de identidad y de confianza: un pequeño gesto cargado de un gran valor humano…

Parece que en el Concejo Deliberante de Zárate abundan los que tienen precio y escasean los que tienen valores.

Qué lejos quedaron las raíces del concepto de ‘izquierda’ y ‘derecha’ surgidas de la Revolución Francesa de 1789, cuando la ubicación de los diputados tenía un significado ideológico real y profundo. Hoy es solo puesta en escena para la tribuna.

🎭 Final abierto: todos en la misma

Como decía Discépolo en Cambalache: ‘Cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón… es lo mismo el que labura noche y día como un buey, que el que vive de las minas, que el que mata, el que cura o está fuera de la ley.’

En Zárate, parece que lo mismo da presentar un proyecto serio que un panfleto partidario. Lo mismo da tener una banca por mérito que por apellido. Lo que no da lo mismo es la realidad de los vecinos, que siguen esperando concejales a la altura de las circunstancias.

AUTOR: https://principedelmanicomio.ar/2025/04/28/firmas-truchas-valores-en-liquidacion-el-concejo-deliberante-de-zarate-en-su-maxima-expresion/