Columna- Lo mismo de siempre… pero peor
POR: Eduardo Rivas (@EduardoRivas07)- El próximo 6 de octubre habrá elecciones internas en la Unión Cívica Radical. En Zárate, como dijimos 2 años atrás en ocasión de las últimas elecciones internas, ‘Hace mucho tiempo que el Radicalismo zarateño se viene mirando el ombligo a partir de proyectos personales que, como en un efecto derrame involucra a algunos otros afiliados, y que cuando la taza deja de llenarse deja de derramar… y el problema no es que la taza la sigan teniendo por el asa siempre los mismos (que no deja de ser un problema en sí mismo), el problema es que nadie se hace cargo de asumir que los zarateños ya no quieren beber de esta taza.’
De la elección interna de la UCR local participarán, si hubiera una (imposible) participación del 100% de los afiliados, apenas el 3,7% del electorado local, o para decirlo de manera más concreta, la interna radical le interesa solo a algunos afiliados radicales. De hecho el 1,8% de los afiliados serán candidatos locales el próximo 6 de octubre.
¿Pero entonces por qué van a internas? Porque como suele decirse, para los afiliados al radicalismo la vida es aquello que trascurre entre interna e interna. El internismo existente en la Unión Cívica Radical es difícil de encontrar en otras corrientes ideológicas, con la excepción del trotskismo y en Zárate es insólito.
En la UCR zarateña la situación es aún peor, todo se reduce a cuestiones de egos personales en donde la discusión ideológica o procedimental está totalmente ausente, lo que hace mucho más difícil entender el por qué de la interna. Mucho más aún cuando uno traza una radiografía del radicalismo local, que va a contramano del camino que siguen los zarateños.
A grandes trazos, el 28,2% del electorado local es menor de 31 años, el 37% tiene entre 31 y 50 años y el 34,8% restante es mayor de 51 años. Tomando las mismas categorías, apenas el 4,9% de los afiliados al radicalismo zarateño tienen menos de 31 años, el 19% entre 31 y 50 años, y un aplastante 76,1% es mayor de 50 años. Claramente el radicalismo zarateño es un Partido viejo. Pero no solo viejo, además es un Partido antiguo. El 41,9% de los afiliados adhirió al Partido en la década del ’80, fundamentalmente a sus inicios con el regreso democrático y fundamentalmente para sostener la candidatura de Raúl Alfonsín a la Presidencia de la Nación, el 26,9% en la década siguiente, el 17,3 % en la primera década de este siglo, un magro 5,3% en la década pasada y un floreciente 8,6%, impulsado fundamentalmente en los últimos dos cierres de listas, se afilió en los años transcurridos de la década actual. Curiosamente el año pasado no hubo nuevas afiliaciones, pero desde la llegada de algunos afiliados al gobierno local hubo un repunte, baste ver que el 62% de los nuevos afiliados residen en Lima, donde históricamente la UCR no ha tenido grandes resultados electorales pero donde hoy ‘conduce’ la Secretaría local.
En términos generales la UCR local está conformada por gente mayor que se afilió a otro Partido, muchos de ellos sin siquiera ser radicales, y bajo otras ideas. Esa UCR no interpela al Zárate de hoy. Es una UCR anquilosada y anticuada que lejos está de poder convertirse en alternativa concreta para los vecinos del Distrito.
Y no pueden serlo porque tampoco lo son para los afiliados locales. Hace mucho tiempo que el ‘Radicalismo’ dejó de ser radical, perdió el debate interno y las diferencias se reducen a cuestiones personales para ver quien puede tener una porcioncita de poder (solo un concejal en el HCD), de hecho es difícil encontrar líneas de pensamiento y acción sostenidas en el tiempo y quienes se oponen han sido socios, miembros de una misma lista, comensales de una misma mesa, y hoy se enfrentan de manera ’encarnizada’. Esto ocurrió siempre y en la actualidad es una sinrazón.
¿Pero qué los diferencia? Nada. Absolutamente nada, de hecho ambos sectores apoyan los mismos candidatos a nivel provincial. Nada, de hecho ambos sectores tentaron a los mismos afiliados para formar parte de sus listas.
Pero sin embargo, van a internas.
¿Qué pasó en los últimos dos años? ¿Hubo debate interno? ¿Se discutieron los pasos a seguir? ¿Se fortaleció el Partido como opción válida de poder para los vecinos? ¿Se intervino en la política local? ¿Hubo propuestas a las problemáticas locales? No, solo se procuró garantizar el negocito personal. Ya sea para sí o para sus adláteres, todo se reduce a pasar por caja por los suelditos a fin de mes. Veamos si no cada lista. En el oficialismo prima la oleada de Cambiemos, cuando con el nuevo gobierno fueron varios los afiliados que obtuvieron puestos de trabajo, en la oposición prima la oleada de Juntos, cuando con la llegada al gobierno municipal varios afiliados pasaron a ser funcionarios locales.
¿Cuáles son las propuestas que los enfrenta? No hay tal enfrentamiento porque no hay tales propuestas. Todo se reduce a cuestión de nombres, y puntualmente uno, Sandra París, que no tiene actuación local.
Están quienes creen que la forma de conducción política de Sandra Paris es un método válido y procura acompañarla desde la conducción partidaria, y quienes lo creyeron hasta no hace tanto y como no fueron satisfechos con puestos personales pagos, hoy buscan destronar a Paris, para poder tener los puestos que les negaron. ¿Para hacer política? No, solo para estar y que otros no estén. Como pasó en los últimos dos años con los roles invertidos.
Veamos las diferentes listas y se entenderá, con datos concretos, por qué el Radicalismo, más allá del nefasto proceder de sus dirigentes, no tiene futuro en Zárate.
En el oficialismo hubo una renovación de los principales candidatos y Jeremías Conti, ex Presidente de la Juventud Radical encabeza la propuesta. Con un equilibrio entre afiliados antiguos, el 50% se afilió al Radicalismo en las primeras dos décadas de democracia y el otro 50% en las últimas dos décadas, y también un equilibrio entre ‘jóvenes’, el 47% son menores de 50 años, y ‘mayores’, el 53% restante es mayor de 50 años, esta propuesta procura ser un recambio generacional manteniendo las líneas trazadas por Sandra Paris durante su gestión como Presidente de la UCR local que luego, con modificaciones de nombres, se mantuvo a lo largo del tiempo.
No tienen mucho que mostrar, en la última elección no lograron colar candidatos, no tienen funcionarios en el gobierno local y, fundamentalmente, no tienen discusión política que avizore un futuro mejor. La nula convocatoria a los afiliados para repensar el Partido ubica a esta propuesta como más de lo mismo… y lo mismo no es bueno.
Por el lado de la oposición la situación no es muy diferente.
Quien encabeza la propuesta es María Elena Gallea, quien supo ‘saltar a las grandes ligas de la política’ abrazada a Sandra Paris, y cuando ésta no la satisfizo en sus aspiraciones personales, se abrió su propio camino, bastante provechoso por cierto en términos laborales porque le permitió volver al Concejo Deliberante y ubicar a varios de sus seguidores en diversos puestos de la gestión local. A propósito, ¿quiénes han aceptado cargos de gobierno han cumplido con lo establecido en la Carta Orgánica? Difícil, la Carta Orgánica de la UCR ‘se esgrime solo cuando me favorece’.
De los candidatos opositores el 62% se afilió en las dos primeras décadas democráticas, mientras que el 38% en las últimas dos, y, llamativamente o no, un contundente 82,4% de los candidatos es mayor de 50 años, frente al exiguo 17,6% menor de 50 años. Dato por demás curioso para quienes pretenden ‘reafirmar su compromiso con la comunidad’. Baste recordar que la comunidad con la cual reafirman su compromiso está compuesta, en un 65,4% por menores de 50 años.
La realidad es que, como también lo remarcan los opositores, lo que está en juego es ‘renovar la conducción del partido’ o no, solo eso.
Baste ver el proceder de los concejales afiliados al Radicalismo en el Concejo Deliberante, aunque no siempre radicales, para saber que son más de lo mismo pero con diferente envoltura. Pertenecen a diferentes bloques pero todos sus proyectos se presentan en conjunto, (casi) todos sus votos son iguales, representan los mismo intereses… los propios, porque en ninguno de los dos casos, ni Norberto Toncovich, del sector oficialista, ni María Elena Gallea, líder de los opositores, han desarrollado una gestión abierta a los afiliados, en consulta y debate partidario permanente. De hecho en muchos casos han votado en contra de los ideales de la Unión Cívica Radical (y en casi todas las votaciones en contra del pensar Radical), y nada ha pasado.
Es lo mismo de siempre, pero peor.
Olvidaron que ‘el radicalismo no es una etiqueta que se coloca sobre un hombre como sobre un frasco en una droguería. Es un contenido. Quien no alienta pasión de justicia y a su influjo gobierna su vida, no es radical por más que así se titule y por alta que sea su ubicación en el escalafón partidario, es una forma de conducta y un estilo de vida.’
El próximo 6 de octubre habrá elecciones internas entre los afiliados de la Unión Cívica Radical… ¿cuándo volverá a haber radicales de verdad?
Autor: https://principedelmanicomio.ar/2024/09/09/lo-mismo-de-siempre-pero-peor/